Es triste pensar que ya
quedan pocas cosas que recordar. Eso sintió ella cuando deshojaba las rosas una
a una. Con gran ternura las depositaba sobre el agua de la bañera. Su aroma le
trasladaba a rincones en los que había sido inmensamente feliz. Pero el momento
era otro. Recordaba los olores, los sabores, los colores que nunca más
volvieron a rodearla. Poco a poco la casa iba tomando otro tono y olor a paz, a
melancolía. Sin darse cuenta, había terminado el ramo de rosas. El agua estaba
preciosa, pétalos rojos, blancos, azules. Luego, sin prisa, recogió las velas
que tenía repartidas por la casa, las llevó todas al cuarto de baño, donde con
gran delicadeza las encendió una a una. Sonaba Chopin. Recordó el mar, los
largos paseos acariciando la arena de la playa, recordó el viento, la lluvia,
el sol, las lágrimas resbalaron por sus mejillas pálidas y suaves. Quedaba poco a lo que mirar. Abrió todas las
puertas de la casa. Se quitó la cinta que recogía su pelo, largo y ondulado.
Mirando el espejo dejó deslizar su ropa por su cuerpo para recordar las
caricias, los besos, el amor. El amor...
palabra dolorosa y tierna. Cuna, cama y
descanso… su música sonaba tan suave, tan melodiosa que le envolvía en finos
copos de añoranza. La música, sigue la música, regalos, bailes, solo quería
recordar las caricias. Despacio sumergió primero el pie derecho, luego el izquierdo, se sentó en el borde de la bañera para mirar las rosas y sonreír a las velas,
haciéndolas partícipes de su momento. Los pétalos se mezclaban mostrándole el
movimiento más armonioso que nunca había sentido; ella acarició el agua dándole
las gracias por ese instante de reposo. Con gran elegancia se deslizó por la
bañera quedando totalmente sumergida. La música sonaba. Chopin: Wuttz in flut
major op. 42, Waltz in A minor op. 34 no. 2.
La puerta de la casa se
abrió y se escuchó un silbido, como siempre. La música seguía sonando, las
rosas cubrían todo su cuerpo, las velas su alma. Un silbido más. La
música seguía sonando. Chopin.
¡¡¡Toma, toma toooooma!!! Genial, me ha encantado. Mucho. Triste, sí, pero de gran belleza. Besos.
ResponderEliminarTe seguí hasta aquí, Rebeca... Y me quedo contigo.
ResponderEliminarUn besote!!
Precioso, Rebeca...
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Tierno y sensual este relato. Atmósfera cálida y musical. Un final abierto. Muy bien Rebeca. Más abiertos estos portales, que salga este aire fresco más a menudo. Un beso.
ResponderEliminarQue buen manejo de la narrativa, Rebeca!
ResponderEliminarQuería felicitarte por este estreno de Blog. Espero que a esta entrada sigan muchas, muchas más, para nuestro placer.
Bienvenida al mundo bloguero.
Muy bonito, me encanta!!!
ResponderEliminar¡Bienvenida mi niña!. Qué alegría tenerte ya en la Blogsfera de EnR. Me encanta la imagen de tu blog y me encanta esa primera entrada.
ResponderEliminarUn abrazo mi niña
¡Muchísimas gracias a todos!estoy muy ilusionada , la verdad. Voy un poco lenta...pero bueno....
ResponderEliminarun beso a todas/os.